5 sept 2011

Sobre el desvalijamiento de la Educación Pública

Soy hija de una profesora de secundaria militante en sindicatos, activista en huelgas y protestas, amante de la educación y completamente entregada a sus alumnos. Lleva más de 25 años en la Educación, casi todos en la pública, y por eso, desde muy pequeña, en mi casa,  siempre he oído hablar de la educación, de su importancia y de sus problemas.  Es muy habitual que cuando quedo con ella para dar un paseo o tomar algo nos encontremos con alumnos suyos que la saludan con entusiasmo, los más jóvenes, y con cariño los de mayor edad. Es normal, por sus clases han pasado un millar de alumnos y creo que me quedo corta. A mí personalmente me enternece, es una buena profesora, trabajadora sin descanso. La he visto trabajar hasta altas horas de la madrugada, festivos incluidos. He visto como se involucraba en los problemas de sus alumnos, como a muchos les ha sacado adelante pese a todo pronóstico.

Estos días, en los que todo el mundo habla de Educación, de los recortes y las medidas tomadas por Esperanza Aguirre y su consejera Lucía Figar, este tema me hierve la sangre. La Presidenta, la que hace menos de un año proclamaba a los cuatro vientos en cuñas  radiofónicas  y vallas publicitarias de toda la Comunidad de Madrid, que había que respetar al profesorado, ahora les desprestigia insultando su inteligencia y lanzando mierda manipulada a la población para que el pobre ciudadano de a pié, que no se entera de la misa la mitad, piense que los profesores se quejan “por puro vicio” porque sólo trabajan 21 horas, tienen más vacaciones que nadie, disfrutan de un puesto de trabajo fijo con la situación en la que estamos y, para colmo, se quejan por tener que trabajar 2 horitas más de nada. La señora Aguirre es la reina de la manipulación y Lucía Figar, su fiel escudera, no sólo apunta maneras, sino que sigue sus pasos a una velocidad pasmosa.

Pero qué equivocada está Esperanza si se piensa que sus recortes en educación se van a pasar por alto. De hecho, ya lleva un par de días reculando a través de unos mensajes en su cuenta de Twitter que no engañan a nadie. Afortunadamente, todavía, y le pese a quién le pese, podemos hablar, escribir y comunicarnos por múltiples redes sociales. Desde hace unas semanas el hashtag #profesoressinEsperanza inunda Twitter acompañando las denuncias de profesores, padres, alumnos y todas las personas que apoyamos la Educación Pública. Se ve movimiento y eso es un motivo de alegría aunque levantarnos del sofá siga siendo nuestra asignatura pendiente.

El pasado mes de julio estos mismos recortes me llevaron a una concentración frente a la Consejería de Educación y de la cuál salí más triste que indignada. Apenas un centenar de personas estuvimos concentradas poco más de una hora. La gente se fue marchando ante la previsión del fracaso absoluto. Es culpa del verano – decían algunos. No, es culpa de la falta de información, de la escasa difusión y, en realidad, es un poco culpa de todos. Que vemos pasar la injusticia por delante de nuestras narices y somos incapaces de ponerle freno. Aquél día, ya en casa, recapacité un largo rato se este asunto, me indigné pensando que cómo era posible que ni siquiera les importase aquello a los 3000 interinos que se han quedado en la calle y me entristecí pensando que Esperanza Aguirre había ganado la guerra sin oposición alguna.

Ahora he comenzado a ver la luz al final del túnel. Los profesores reaccionan, se mueven, se organizan protestas y, desde hace 5 días, muchos se han encerrado en Vitruvio para mostrar su rechazo a estas medidas contra la educación. Los demócratas, los que creemos que la educación, como derecho, tiene que ser pública y de calidad, no podemos dejarles solos en esta lucha. Profesores, padres, alumnos y ciudadanos solidarios debemos apoyarles porque la educación es una responsabilidad de todos.  Que no llegue el día en que consigan desvalijar la Educación Pública porque con ella se llevarán nuestra libertad.


                      ¡Nos sobra Esperanza, tenemos ilusión! 

2 comentarios:

  1. Querida Ángeles: la sociedad, nuestra sociedad, no es pública. Es privada.

    Y es privada porque privado es el capital que la alimenta. Es privada, como lo es la Sanidad pese a vestirse de seda, porque ese Banco que no es capaz de sustentar nuestra fatiga es quien da o quita la posibilidad de crecer.

    No hay decepciones. Sino una mirada firme hacia delante, sabiendo quien tiene el ascua en su sardina. Sabiendo quienes cavan en la mina para obtener el carbón que aliente ese ascua. Nada cambiará en este mundo flojo que se nos ofrece sin alternativa: La sociedad del BIENESTAR que ya no lo es tanto.

    Nada cambiará si no es a cambio de intereses de usura. Y lo sabemos. Lo malo es que lo sabemos todos.

    Yo crecí en el tiempo en el que nuestra Sanidad Pública era la mejor del mundo. Hoy asisto a la debacle de ese pastel. Formar un médico es caro y traer a un médico mal formado de otro país, muy barato. A nadie le importa la calidad del servicio: simplemente se trata de cubrir el servicio.

    Esto es así... hasta la muerte del tirano.

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